Las zapatillas con ruedas, tan de moda actualmente entre los niños en los colegios, no son un medio de transporte, ni pueden considerarse un calzado. Estas zapatillas son un juguete.
La semana pasada, una madre me comentó si el dolor que su hija de 11 años refería en los tobillos podía relacionarse con sus nuevas zapatillas con ruedas. Y establecer tal relación parecía plausible dado que cronológicamente venían de la mano (dolor desde una semana después del cumpleaños en que se le regaló las zapatillas a la niña), y porque desde entonces todos los días las había utilizado durante 7 a 8 horas diarias.
De todas formas, como desconocedor de estos artilugios, investigué un poco y descubrí que las wheel shoes o skate shoesllevan usándose de forma recreativa desde hace más de 15 años en EEUU, donde fueron por cierto prohibidas, dado su espectacular auge, en parques de atracciones, bibliotecas, colegios y centros comerciales ya hace casi 10 años. Seguí buscando y encontré que ya en 2007 alguien advirtió, tras reunir la información recogida en centros de atención de urgencias médicas durante años, acerca de los riegos inherentes a su uso, y que principalmente destacaban su alta siniestralidad. Vamos, que los niños se rompían codos y muñecas por doquier.
De hecho, podólogos, pediatras, y en general todos aquellos relacionados con la salud de los pequeños, llevan unos meses denunciando en España los peligros del abuso de estas zapatillas deslizantes.
Mejor un uso prudente y moderado de las zapatillas con ruedas
La forma en la que estas zapatillas rodantes condicionan la marcha del niño, al hacer una transición de zapato a patín sólo cambiando ligeramente el apoyo, supone un deterioro propioceptivo importante; el patrón de marcha se modifica sustancialmente, y por tanto condiciona un uso diferente del sistema neuromusculoesquelético de estabilización articular y del equilibrio. Este nuevo uso puede suponer un sobreuso cuando resulta excesivo, y condicionar episodios inflamatorios y degenerativos de estructuras como los tendones.
Según comentan los podólogos, la forma y uso de las zapatillas con ruedas también pueden resultar problemáticos en niños con alteraciones ortopédicas del pie o las rodillas, sumando con ello inconvenientes.
Así que, aunque es una pena porque los cacharros en cuestión parecen muy divertidos, y desde luego demonizarlos resulta desconsiderado y exagerado, lo prudente será considerarlos como uno más de los artilugios deslizantes en el mercado (bicicletas, monopatines, esquíes…), y respetar un período de aprendizaje embutido en protecciones, como cascos, coderas, muñequeras, rodilleras… y moderar su uso, como en cualquier modalidad de ejercicio físico.