Unas plantillas adaptadas a tus pies para mejorar tu calidad de vida

By 27 julio, 2016Sin categoría

El cuerpo humano está en constante movimiento y el sistema postural es una estructura que funcionando de forma automática, asume la obligación de mantener el cuerpo en una posición fija en relación al entorno. Esto es posible gracias a nuestros músculos y más específicamente a nuestros músculos tónicos. (mantienen nuestra postura porque son de contracción lenta y tienen gran resistencia).

Estos músculos, que controlan y mantienen la posición estática, no son músculos aislados, sino conjuntos de músculos que van formando cadenas. Cualquier anomalía que pueda producirse en estas cadenas propioceptivas es susceptible de provocar  una disfunción del tono postural.

Las finalidades que persigue nuestro sistema postural son básicamente las siguientes:

  • Luchar contra la gravedad y mantener un estado erguido (indicado por ejemplo en el caso de personas mayores que van perdiendo tono muscular y equilibrio).
  • Oponerse a fuerzas exteriores.
  • Situarnos en el espacio que nos rodea
  • Equilibrarnos en el movimiento, guiarlo y reforzarlo.

El cuerpo humano está oscilando constantemente alrededor de su posición de equilibrio. Da trabajo a los músculos, que dependiendo de los hábitos de trabajo y/o deportivos, el estrés y nuestra personalidad trabajaran en alternancia o en exceso. Es un combate desigual que provocará desequilibrios.

Existiendo un desequilibrio tónico postural, las tensiones anormales provocadas por la asimetría de las cadenas posturales producirán diferentes patologías tanto articulares, como ligamentosas o musculares y, de no haber un tratamiento, aparecerá una patología que se volverá crónica.

Un ejemplo de esto podrían ser las personas que se inclinan hacia adelante. Producen un gran esfuerzo en su inserción muscular posterior. En primer lugar, esta persona sufrirá dolores musculares o ligamentosos fácilmente reversibles. Luego, con la aparición de la cronicidad, habrá fibrosis musculares y desgaste cartilaginoso.

Así, pueden presentarse una gran variedad de patologías crónicas del sistema tónico postural, que la mayor parte de las veces se tratan de manera exclusivamente sintomática, sin identificar la causa que las ha producido:

  • Dolores raquídeos: cervicales, dorsales, lumbares o sacro-coccígeos.
  • Dolores de componentes raquídeos: Neuralgias.
  • Dolores de componentes estáticos: cadera, rodilla, pies, hernias discales, hiperpresión externa de las rótulas…
  • Las deformaciones de la columna: cifosis, escoliosis, hiperlordosis.
  • Las patologías deportivas: calambres, agujetas, tendinitis, retroceso o no progresión en el rendimiento…
  • Y otras muchas por acción de los diferentes captores del sistema: cefaleas, vértigos, fatigas, trastornos estáticos infantiles, deformaciones podales, mareos…
  • En las patologías neurológicas: sobre la espasticidad, las rigideces y las contracturas: por su acción sobre los esquemas premotores y la mejoría que una reprogramación postural aporta a estos síntomas.

Todas estas patologías se pueden derivar de nuestro sistema postural, y en concreto de la posición del  cuerpo respecto del suelo,  y la detección de estas posibles disfunciones se realiza a través del pie. El pie es capaz de percibir modificaciones muy sutiles de su entorno gracias a receptores de presión, y mediante éstos mismos, dar nuevas informaciones al sistema nervioso central. Gracias a la reacción de ciertos músculos antigravitatorios, se modificará la postura del sujeto, produciendo  diferentes tensiones y compensaciones en toda la musculatura corporal. En este sentido podemos afirmar que el pie es una entrada primaria de información del sistema postural.

Por ello, cuando se presentan al profesional patologías y lesiones que se pueden derivar  de disfunciones del sistema postural, hay que realizar una adecuada valoración del  pie y un análisis exhaustivo de la postura, tanto con test manuales como con la plataforma de presiones y estabilométrica, lo que nos va a permitir identificar si se trata de una lesión postural, adoptando  en este  caso el tratamiento idóneo para corregir y mejorar la postura del paciente, con lo que en definitiva,  vamos  a  evitar  la cronificación de las lesiones y la aparición de  dolores que como consecuencia de aquellas, nos podrían ir apareciendo con el transcurso del tiempo.

Una vez  que hemos identificado la disfunción postural, vamos a utilizar unas plantillas que se van a adaptar a los pies en función de las características y necesidades determinadas conforme al examen previo realizado.  En este sentido, trabajamos sobre la entrada podal, produciendo un reseteo de las informaciones percibidas por los captores podales, que se difunden seguidamente hacia el cerebro, por lo que se va a producir una adaptación al tratamiento que mejorará las diferentes dolencias derivadas de una mala posición. Las plantillas posturales tienen un grosor muy fino (de 1-3 mm) porque actúan a nivel propioceptivo y no resulta necesario cambiar  el calzado que utilizamos habitualmente.

En resumen, ante determinadas lesiones en las que está implicado el sistema tónico postural no resulta suficiente un tratamiento sintomático, sino que es imprescindible identificar y atacar las causas, si lo que se pretende  es la remisión completa de aquellas.

Una postura equilibrada, cadenas musculares armoniosas y unas articulaciones sin tensiones, serán la garantía de una movilidad normal y de una integridad anatomo-fisiológia.  Los individuos con estas características van a conseguir un mayor rendimiento deportivo, con menor incidencia de artrosis y en general de patologías musculo-esqueléticas, y en definitiva van a gozar de una mayor calidad de vida.

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