Es posible que tus hábitos de trabajo se hayan visto obligados a cambiar. Las primeras semanas fue más complicado, pero tras estas cuatro semanas largas, seguro que ya te has empezado a adaptar. Muchos de vosotros habéis transformado un rincón de la casa en una oficina improvisada.

El teletrabajo ha sido la única opción para mantener la actividad laboral y es muy probable que esta condición haya supuesto una disminución considerable de los niveles habituales de actividad física.

Durante muchos años, se han considerado los aspectos ergonómicos como causa y solución a los dolores articulares y musculares que son comunes en aquellas personas que trabajan frente a un ordenador. Pero actualmente se conoce que, aun teniendo en cuenta las más adecuadas soluciones ergonómicas, las molestias más comunes son causadas por el mantenimiento de largos períodos de inactividad, refiriendo a inactividad como todas esas situaciones en las que estamos sentados o acostados sin gastos metabólicos considerables.

Es cierto que el hecho de adecuar la silla, la altura de la pantalla y la posición de tus brazos puede contribuir a que logres estar más o menos tiempo “cómodo” en una posición, pero cuidar la “higiene corporal”, no te exime de las consecuencias de la inactividad.  

Dicho esto, no hay que tirarse de los pelos por estar sentado, ya que no tiene nada de malo, simplemente debemos entender que cuando ya no sabemos cómo ponernos para estar cómodos en una silla, probablemente es porque llevemos un buen rato, así que, deberíamos optar por levantarnos, hacer un gran bostezo, ir a beber agua, lavarnos la cara y regresar.

Si estos días teletrabajas, te aconsejo que realices pausas “breaks” en los que aproveches para hacer algunos ejercicios. La idea es activar la musculatura, el sistema cardio-respiratorio y mover las articulaciones en general.

Estar más de seis horas inactivo contribuye al desarrollo de múltiples enfermedades metabólicas: diabetes, osteoporosis, obesidad, cardiopatías… La actitud sedentaria prolongada es perjudicial para nuestro organismo. Así que intenta programar unas pausas durante tu jornada laboral.

Pausas activas

Lo importante es realizar esta pausa activa, aunque decidas hacer otra cosa: caminar por casa, barrer, bailar, etc. Teniendo en cuenta que estás en tu casa, no te cortes, haz lo que te apetezca, que te haga sentir bien. 

Además de mover el cuerpo, aprovechamos para hacer un descanso visual, por lo que te sugerimos que, justo entonces, olvides el teléfono móvil.

Recomendaciones :

  • Programa pausas activas durante las horas de trabajo. Se aconseja realizar una pausa de 5-15 minutos cada 45 – 90 minutos.
  • Adecua tu espacio para poder trabajar cómodo.
    • Si no puedes apoyar los codos y el antebrazo, tu mesa es muy alta o tu silla muy bajita.
    • Tienes que poder leer bien la pantalla sin necesidad de acercarte a ésta. Si no es así, aumenta el tamaño de la letra.
    • Buena luz, mejor natural.
    • Con tus pies tienes que poder tocar al suelo, sino enseguida estarás incómodo, dado que cuando se oprime el sistema circulatorio o nervioso, el cuerpo nos pide movimiento.
  • Planifica tu horario para hacer sesiones de ejercicio en casa, un mínimo de 30 minutos al día de actividad moderada o vigorosa (según tu nivel) para cumplir con los requisitos mínimos de la OMS.

Y visto lo expuesto, el teletrabajo tiene sus ventajas ¿no cres? Las pausas activas no las harías igual si tuvieras a tus compañeros y compañeras delante… en casa pues: ¡Libertad absoluta! Aprovéchala.

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