Desde Fisioterapia Arantxa Sanchis, queremos como siempre adelantarnos al problema y prevenir posibles lesiones. Por eso a todos nuestros seguidores y/o pacientes corredores o runners, queremos hablaros de una parte fundamental de la carrera, el calzado, qué zapatillas y porque elegir una u otra para correr, ya que una buena o mala elección, puede proteger o no nuestras extremidades, incluso espalda y columna.
Ante la evolución en las últimas décadas de la industria del calzado deportivo, hemos pasado de elegir las que me gustan o tiene mi amigo, a mentalizarnos de la importancia de una buena elección, ya que por ejemplo, en un maratón, haremos unos 40.000 impactos, que tendrán que ser soportados y absorbidos por el calzado elegido en un primer instante pudiendo producir desequilibrios e incluso lesiones en nuestros pies y extremidades.
Las principales características que tenemos que ver en unas zapatillas de running, son que ofrezca buena protección al pie, que sea flexible y ligera, transitable, cómoda y que resista al desgaste y abrasión de la suela!
Durante la carrera, por los impactos, la fisiología del pie, el calcetín, etc., el pie se calienta, inflama y transpira, por lo que es aconsejable que el calzado lo notemos algo holgado, para evitar heridas cutáneas, ampollas, rozaduras, etc., en la zona de los dedos y del pie.
No todos tenemos el pie igual, ya que el comportamiento biomecánico es distinto en cada persona e incluso entre los dos pies de uno mismo, por lo que un estudio de la marcha, realizado por un especialista, nos evitara problemas.
Solemos hablar de 3 tipos de pie según nuestra pisada y características biomecánicas:
1.- Pie neutro: neutras o con discreto control de la pronación.
2.- Pie supinador: esta pisada suele tener asociada un pie rígido, por lo que el calzado busca amortiguar, para disminuir el impacto musculotendinoso y articular producido por la carrera. La horma, suele ser más curva y sin control de pronación.
3.- Pie pronador: esta zapatilla busca un soporte interno, en la fase media de apoyo (con todo el pie apoyado) para evitar sobrecargas de estructuras que sujetan el pie, como son el tendón del musculo tibias posterior y fascia plantar, que se encuentran en situación de tensión, que favorece las lesiones. Este soporte o control de pronación, impide una excesiva rotación interna, que nos podría llevar a lesiones de rodilla.
Una vez escogido nuestro calzado, nos toca ponernos a correr, sin olvidar, que las zapatillas no son eternas. Así que hay cuidarlas y renovar las cuando vemos que empiezan a perder sus características.
Y ya solo nos queda desearos buenas carreras!