En el presente artículo seguimos explicando las ventajas que puede ofrecer la osteopatía a nuestro aparato digestivo, en la línea de lo que ya se expuso en la primera entrada.
Las principales disfunciones viscerales que tratamos son:
· Fijaciones: Adherencias por secuelas de intervenciones quirúrgicas y tratamiento de cicatrices internas o externas.
· Ptosis / prolapsos: Por efecto de la gravedad, embarazos, disminución del tono abdominal… los órganos tienen tendencia a descender por una debilidad del sistema ligamentoso.
· Espasmos de víscera, esfínteres y falsos esfínteres: El espasmo de la pared del intestino provoca un cólico, un espasmo del esfínter de oddi limita el vaciamiento de bilis de la vesícula biliar provocando en el paciente una dificultad en la digestión de las grasas y a medio plazo, una posible aparición de cálculos biliares. Con técnicas de inhibición y de movilidad, podemos ayudar a mejorar el tránsito intestinal actuando sobre la musculatura de ciertas vísceras.
· Congestión: Algunos órganos como el hígado, pueden ver dificultado su aporte sanguíneo (arterial y/o venoso) provocando una congestión que puede dificultar el correcto funcionamiento del órgano en cuestión.
Las mejoras a nivel digestivo suelen ser bastante evidentes en pocas sesiones. En muchas ocasiones, los pacientes acuden a la consulta por un dolor dorsal o lumbar que no ha mejorado con otros tratamientos. Después de una anamnesis y exploración completa, el osteópata encuentra por ejemplo una fijación del colon descendente como disfunción principal. Al preguntarle por sus hábitos digestivos, el paciente refiere un restreñimiento de varios años de evolución que ha empeorado en los últimos meses, coincidiendo con la aparición de la lumbalgia. El tratamiento del colon puede en este caso resolver en gran medida el dolor lumbar (motivo de la consulta) pero no es poco frecuente que el paciente refiera una mejora muy importante de sus deposiciones. Muchos pacientes desconocen los beneficios de la osteopatía en el sistema visceral.
De todas formas, los desórdenes intestinales pueden tener muchos orígenes y en muchas ocasiones es imprescindible el tratamiento de otros profesionales como médicos, nutricionistas y en algunos casos psicoterapeutas, ya que los trastornos digestivos pueden tener un trasfondo de problemática psicoemocional.
En ciertos problemas, como las hernias de hiato con reflujo, no podemos solucionar el problema; pero podemos disminuir la sintomatología y mejorar la calidad de vida con visitas regulares cada 2 o 3 meses.
Es una terapia manual, por lo que, gracias a la osteopatía, podemos conseguir que el paciente deje de tomar o disminuya la medicación para estas pequeñas disfunciones (laxantes, omeoprazol…) y al abordar al paciente de manera holística mejoraremos de manera indirecta su postura, dolores dorsales y lumbares (muy comunes en pacientes con problemática digestiva), circulación sanguínea y drenaje linfático.
Cada órgano se relaciona con ciertas emociones, y tratando el cuerpo físico, y en particular los órganos y vísceras, podemos ayudar a algunos de nuestros pacientes a superar algunos problemas emocionales.
Descartar previamente las patologías más graves
El osteópata siempre efectúa un protocolo de tests de seguridad y diagnóstico de exclusión antes de realizar cualquier técnica en el abdomen.
Antes de iniciar un tratamiento visceral, nos aseguramos de que el paciente no tenga síntomas que nos puedan hacer pensar en una posible patología orgánica. (fiebre, dolor nocturno que no mejora con ningún movimiento, presencia de bultos en el abdomen…). En estos casos, es importante derivar al paciente a un médico para efectuar exámenes complementarios y descartar una patología importante como un aneurisma aórtico, una peritonitis o apendicitis, cálculos, piedras en los riñones, infecciones… Para esto, realizamos tests manuales médicos convencionales como la palpación abdominal, la auscultación de la aorta abdominal, el test de rebote para descartar una peritonitis, etc.
En muchas afectaciones del tránsito intestinal, muchas veces es imprescindible la colaboración con médicos y nutricionistas para descartar y tratar posibles intolerancias alimentarias, desequilibrios de la flora intestinal, exceso de cándidas… que pueden ser la causa primaria de algunas afecciones como la diarrea, restreñimiento, vientres dolorosos e inflamados, etc.
Como se ha comentado anteriormente, la causa de algunos trastornos digestivos puede estar en un problema psicosomático en el cual la osteopatía puede ayudar, pero que en otros casos será necesaria la derivación a un psicólogo o profesional de salud mental.
Hábitos más saludables
La primera actitud importante a seguir por el paciente es una buena dieta mediterránea, con frutas y verduras frescas y de temporada a diario, reducir el consumo de proteínas animales (sobretodo carnes rojas) y eliminar en la mayoría de los casos los productos lácteos (sobretodo de vaca) y sustituirlos por leches vegetales como la de avena o de arroz. También tenemos que reducir o evitar los azúcares, especialmente los procesados y de absorción rápida (bollería industrial, bebidas con gas, azúcar blanco, etc.).
El ejercicio físico regular es otro aspecto importante para prevenir este tipo de problemas. Un ejercicio aeróbico (correr, nadar, ir en bicicleta) permitirá una buena movilidad del aparato digestivo, un buen intercambio sanguíneo y un buen equilibrio del sistema nervioso autónomo, todos ellos imprescindibles para una buena salud de nuestros órganos y vísceras. El ejercicio también ayudará a mantener un buen tono abdominal que nos permitirá luchar mas tiempo contra los efectos de la gravedad y evitar las ptosis de los órganos de la cavidad abdominal, reduciendo a la vez el riesgo problemas de congestión y movilidad.
Por último y no menos importante, es recomendable que cada mañana al levantarse y por la noche antes de ir a dormir se realicen unas respiraciones diafragmáticas, lentas y profundas (ensanchando el abdomen en la inspiración). Será la mejor gimnasia para mantener una buena movilidad del sistema digestivo y mejorar la oxigenación y el aporte sanguíneo de los órganos y vísceras.