Con frecuencia, escuchamos en consulta que los pacientes nos comentan que padecen artrosis u osteoporosis, sin saber muy bien en qué consisten y cuál es la diferencia entre ambas o qué es lo que ocasiona su dolor. Os describimos ambas y os resolvemos las dudas.
Artrosis y osteoporosis, ¿es lo mismo?
No. En la artrosis lo que está afectada es la articulación, mientras que en la osteoporosis lo que se ve afectado es el propio hueso, su estructura. Veamos cada una más detenidamente:
Artrosis.
En las articulaciones tenemos una estructura, el cartílago articular, que se dispone en la articulación cubriendo las superficies articulares. El objetivo del cartílago es mejorar el deslizamiento y facilitar el reparto de carga.
En la artrosis se produce un desgaste a nivel de este cartílago. Al dañarse, el movimiento articular y la carga sobre la articulación se vuelven dolorosos. Aparece dolor e inflamación y se va produciendo un deterioro en la articulación, que puede acabar ocasionando deformidades, limitación del movimiento y finalmente pérdida importante de la función de la articulación.
Osteoporosis.
Aquí lo que está afectada es la estructura ósea. Hay una pérdida de densidad ósea (digamos que el hueso se vuelve menos resistente).
El hueso es una estructura en constante renovación: continuamente se produce una formación de hueso nuevo y se elimina el hueso envejecido (reabsorción). En la osteoporosis, este equilibrio formación-reabsorción se rompe, bien porque se elimina demasiado hueso (debido a determinadas enfermedades, al uso de ciertos fármacos…), o bien porque disminuye la formación.
Además en la mujer, los cambios hormonales secundarios a la menopausia provocan un mayor riesgo de padecer osteoporosis.
En cuanto a los síntomas, es una enfermedad “silenciosa”: al principio no duele, pero esta pérdida de densidad provoca que los huesos se vuelvan más frágiles, con lo que aumenta el riesgo de padecer fracturas (cadera, muñeca, aplastamientos vertebrales…).
En consulta, los pacientes nos suelen plantear las siguientes dudas respecto a la artrosis:
«El movimiento empeora la artrosis, es mejor no hacer deporte y guardar reposo».
Falso: precisamente el cartílago se nutre del líquido articular, y para facilitar que ese líquido se renueve es necesario el movimiento. Si bien es cierto que el deporte en exceso puede empeorarla (ya que si estamos haciendo una sobresolicitación excesiva de la articulación podemos dañar el cartílago), el reposo favorecerá que el movimiento poco a poco pueda verse limitado, aparezcan retracciones y contracturas en la musculatura próxima a la articulación, con lo que perdemos en amplitud de movimiento.
Tengo artrosis, ¿qué puedo hacer?
Se deben seguir una serie de medidas, para tratar de disminuir su progresión, así como aliviar los síntomas.
Sobre todo hay que tener en cuenta tres factores:
- El control de peso,
- Realizar actividad física moderada.
- Seguir los consejos de su médico sobre fármacos que pueden ayudarle. Tanto analgésicos para el dolor en momentos agudos, como medicamentos que tratan de favorecer la regeneración del cartílago pueden ser un buen aliado.
La fisioterapia, ayudará a mantener el rango de movimiento de la articulación. Asi como a eliminar las contracturas y aliviar el dolor asociado a ellas. Resulta clave en el manejo de esta patología.
En lo referente al peso, al aumentar el peso corporal, aumenta la presión que tienen que soportar las articulaciones y con ello el peso al que se ve sometido el cartílago. Por ello es clave mantenernos en un peso adecuado para no sobrecargar más las articulaciones.
Tengo artrosis, ¿puedo correr? ¿puedo trotar?
Dependerá de qué grado de afectación tengamos y qué articulaciones sean las que están afectadas por la artrosis.
Así mismo, tendremos que tener en cuenta otros factores, como nuestro peso a la hora de valorar si es el ejercicio más adecuado. Si presentamos sobrepeso asociado a la artrosis sería más indicado realizar otro tipo de actividad física con menor impacto en la articulación, como andar.
Como hemos indicado, una de las funciones del cartílago articular es mejorar el reparto de cargas. En el caso de la artrosis, al estar dañado, el reparto no va a ser homogéneo, por lo que deportes con elevado impacto la articulación se verá más afectada.
Será importante también la elección de un calzado adecuado con el objetivo de “amortiguar” el impacto.
Tengo artrosis, ¿puedo hacer ejercicios? ¿qué deportes puedo hacer?
Como explicábamos anteriormente, mejor escoger ejercicios/deportes que no supongan mucho impacto articular.
La natación puede ser una buena elección, ya que nos beneficiamos de que las articulaciones se ven sometidas a menor carga. Por otra parte, la realización de ejercicios en piscina climatizada, donde la media de temperatura es de unos 25º-26º, favorece la relajación muscular y con ello permite ganar en amplitud de movimiento, junto con el efecto analgésico del calor.
En ocasiones muchos pacientes optan por realizar bicicleta estática para evitar el impacto articular. Esto estaría indicado siempre y cuando, en el caso de padecer artrosis de rodilla, no tengamos artrosis femoropatelar (es decir, no tengamos dolor a nivel de la rótula), ya que el roce articular podría provocarnos mayor dolor.
«Como en mi familia hay antecedentes, no hay nada que pueda hacer para evitar la progresión».
Falso. Sí que podemos tomar medidas para tratar de disminuir su progresión: sobre todo, realizar actividad física moderada y controlar el peso, que como hemos señalado es uno de los factores que provoca que la progresión sea mayor.
En cuanto a la osteoporosis, los pacientes nos suelen preguntar:
¿Puedo hacer algo para prevenir la osteoporosis?
Como ya hemos explicado, la continua formación y eliminación del hueso es un proceso normal. Para la prevención de la osteoporosis es clave:
- Una dieta adecuada, con un aporte suficiente de calcio.
- Realizar ejercicio físico . Hay que evitar el sedentarismo, ya que favorece la pérdida de masa ósea.
- Evitar el consumo de determinadas sustancias que provocan eliminación de calcio (disminuir el consumo de café, tabaco…).
Hasta los 35 años, nuestra masa ósea (es decir, la cantidad de hueso que poseemos) va aumentando. A partir de esa edad, en el proceso de formación-reabsorción se va perdiendo algo de densidad. Por ello es importante lograr un buen “pico de masa ósea” y para ello es muy importante que realicemos actividad física durante la infancia y juventud. Si logramos un buen nivel de masa ósea, tendremos cierta “prevención” frente a la osteoporosis.
Tengo osteoporosis, ¿qué hago?
Debes seguir las recomendaciones del médico en cuanto a la medicación para tratar de disminuir el avance de la patología. Mantener una vida activa y realizar ejercicio moderado es también clave.
Tengo osteoporosis, ¿qué ejercicios puedo hacer?
Una vez instaurada la patología, buscamos evitar el riesgo de padecer fracturas. Habrá que evitar también que se instauren posiciones nocivas que nos hagan más propensos a sufrir una fractura. Para ello, es aconsejable realizar ejercicio suave y estiramientos.
Los ejercicios irán orientados a:
– Fortalecer la musculatura de la espalda y evitar que la espalda se “encorve”. Es decir, disminuir la cifosis dorsal. Esta postura favorece que las vértebras se “acuñen” y aumenta el riesgo de padecer una fractura vertebral.
– Lograr un buen tono de la musculatura abdominal. Para ello, los ejercicios han de realizarse de modo que no aumentemos la flexión de columna. Se trabajarán preferiblemente contrayendo el músculo, pero sin producir desplazamiento –lo que se conoce como contracción isométrica-.
– Fortalecer la musculatura de las piernas .Ya que si tenemos debilidad en las piernas, tendremos más riesgo de caídas y con ello de sufrir una fractura. Es interesante realizar también ejercicios de equilibrio y coordinación para minimizar el riesgo de caernos.
– Estiramiento de la musculatura,sobre todo los pectorales, que contribuyen a la cifosis dorsal. Estirar la musculatura de la parte posterior de pierna y muslo para evitar que los músculos se acorten. El acortamiento muscular es una de las causas de la rigidez.
– Trabajar la respiración y realizar ejercicios de relajación, encaminados a disminuir la tensión muscular y el dolor. Un ejemplo de trabajo de la respiración son las clases de pilates.
– Debemos evitar llevar cargas importantes. Evitar sobre todo coger peso con la columna en flexión (por lo que explicábamos anteriormente del evitar el acuñamiento vertebral).
En general, la clave es mantener un tono muscular adecuado, una adecuada flexibilidad y tratar de minimizar los riesgos de sufrir una caída.